10 jun 2009

Inspiración Paterna

Sé que la cantidad de personas que visitan este espacio es tan virtual como el mismo, sin embargo debo decir que jamás he escrito nada solo porque lo visiten. Para mí este blog es simplemente un medio como cualquier otro de plasmar mis ideas de un modo quien sabe si más duradero que una hoja de papel.

Dicho esto, y para aquellas dos o tres personas (todas familia mía, por cierto) que leen este espacio quizá valga la pena hacer una advertencia, no suelo ser tan lacrimógeno y mucho menos sensible, pero las pocas veces que tengo oportunidad de escribir algo diferente a un modulo o un pequeño cuento desechable, son días feriados.

Poco falta para celebrar el día del padre, y es curioso el caso en que me encuentro pues siempre tengo que hacerme de un almanaque para recordar esta fecha siendo, como soy, padre.

Lo que ocurre es que este tipo de celebraciones suelen grabarse en nuestras mentes a base de celebrarlas desde la niñez y a mi padre yo lo conocí a los doce años.

A mi madre, hermosa desde que la recuerdo, nunca le faltaron pretendientes, a los que ella con el buen juicio que le caracteriza, rechazaba.
Bueno, esto fue hasta que conocí a mi padre; no al biológico que anteponía al dios Baco a la familia, ese no, de quien hablo es de Chune, mi PAPÁ, así, con mayúsculas.

No tenía la apariencia de un galán de cine (la verdad es que es clavadito a James Earl Jones, hasta la voz profunda se le parece), tampoco estaba en la flor de la juventud, y si alguno se dijo sonriendo algo sobre el dinero, pues se equivocó, no le sobraba exactamente.
Entonces, ¿que tenia y que tiene este señor?... eso mismo... que era y es un señor.

Mi madre nunca dejó de presentarnos a quienes se le acercaban, pero a pesar de que algunos trataron de comprarnos con no pocos paseos y regalos, lo cierto es que de ninguno guardo en mi memoria, antes bien recuerdo el día en que conocí a este superhombre a quien mi madre, parte intuyendo su valor como padre, parte descubriendo mucho de ella en el, decidió dar lo que resta de vida como esposa.

Mas no solo por ello sentiríamos mis hermanos y yo que éramos familia , pues sorpresas que destina el creador, a esta pareja, ella bastante más joven que él, pero ambos sobre la edad esperada, bendijeron al mundo con una hija, mi adoradísima hermana.

Aun podría contar miles de anécdotas sobre mi padre, historias que ilustrarían a la perfección porque tan admirado y tan querido, tantas como días le he conocido, pero no creo que ni el espacio ni las palabras me alcancen.
Por ello solo comentar que mi padre es aun el más admirado de los hombres que alguna vez conocí, por su entrega, por el amor incondicional que nos ofrecía y nos ofrece día tras día, es el ejemplo de paciencia, de respeto de hombría mas allá del estereotipado machote del hogar... mi padre es un señor.
Pronto cumplirá setenta y tres años, pero aun despierta cada madrugada para subir a su auto, llevar a mi hermana al colegio y recorrer los poco más de setenta kilómetros que le separan de la oficina, ¿qué mejor ejemplo de dedicación y entrega?

Papá, se bien que las palabras bien pueden ser solo palabras, y quizá al vernos te preguntes si valió la pena llevarnos de la mano doliéndote en la piel cada vez que nosotros tropezamos, brotando llanto por cada lagrima nuestra y llorando en silencia tras nuestras tristezas, pero padre amado, una vez oí a alguien decir que en el cielo el amor que por uno sintiera la gente empuja un poco las puertas del cielo... entre estos tres hijos, carne de otra carne, sangre de otra sangre, mas alma y pensamientos solo tuyos; ganado tienes el paraíso.

Como una vez te dije padre mío, a san José se le celebra por ser el padre putativo de un solo buen hombre, tú decidiste hacer buenos a tres. Por ello, si este día tan cercano no existiera, por ti lo habríamos creado.

Mil veces Dios te bendiga mi viejito, y mil veces la bendición.